La vida es inconveniente.
Es llegar al fin de semana, al ratito libre, a la cena con personas que hace tiempo que no ves, es ir con prisa porque llegas tarde, y encontrarte con que eres la última y única oportunidad para algún ser vivo: un gatito abandonado, un polluelo perdido, una amistad desconsolada.
Es estar a puntito de tener ese momento para ti, para descansar, para hacer eso que llena de vida, y al final tener que cambiar de planes.
La vida es inconveniente tras inconveniente.
Es estar a gustito en la cama descansando, y tener que levantarse. Es querer sentarse a escribir, y tener que salir a la calle. Es cuidar para que te cuiden y que te cuiden para que cuides.
Quizá, en parte, es entender que eso que llamamos inconvenientes son lo que posibilitan la vida en sí. Vamos, que si la vida es inconveniente tras inconveniente, los inconvenientes son vida.
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