Echando la tarde

Una elefanta y una hormiga charlaban a la sombra, esperando la brisa del atardecer.

-Bueno, y la familia ¿qué tal? -Preguntó la hormiga, mientras acicalaba sus patas.

-Calla, no me hables. -Dijo la elefanta- Mis hijos están adolescentes perdidos, no hay quien los aguante. Todo el día esperando a llegar a la charca para mirarse el reflejo y hablar tonterías con los jóvenes de la manada.

-Si es que es una edad muy difícil. Una etapa dura para padres e hijos.

-Que me vas a contar. -Replico la elefanta, barritando entre medias- Mi hija ahora está obsesionada con que tiene que blanquearse los colmillos, y está todo el día haciendo castings, mirando a ver si la cogen para algún documental.

-Normal, -Dijo la hormiga- Es la moda hoy en día. Además, ven a otros jóvenes hacerlo, y quieren triunfar de la misma manera. Y hablando de jóvenes, aquí llega nuestra querida tortuga, tarde, como siempre. ¿Qué hay de nuevo, vieja?

Una tortuga se acercaba a la zona sombreada a paso lento pero seguro.

-Que te jodan, hormiguita. Ya quisieras tu llegar a los 37 años que calzan mis patas. -Dijo tras alcanzar la sombra.

-Bueno, no te pongas así, que la que llega tarde eres tú. -Dijo la elefanta.

-Ostia -Continuó la tortuga un tanto enfadada- La culpa ha sido de los putos monos. Esos cabrones me dieron la vuelta solo para echarse unas risas. Que falta de educación. De seguir así, esta selva se irá pronto a pique.

-Si es que esta todo cada día peor. -Dijo la hormiga- Fíjate en mis primas, se han tenido que mudar de hormiguero, exiliadas por estar en territorio de guerra con las termitas.

-Putas termitas. -Dijo la tortuga.

-Ya te digo. -Siguió la hormiga- Pues entre eso, y la sequía, están bien jodidas mis primas. Los suelos están muy duros por la falta de agua, y son difíciles de excavar, así que está todo cada día más caro. Con lo que antes te comprabas un hormiguero de tres alturas bien ventilado, ahora te da para una caja de cartón medio enterrada en el barro.

-Te entiendo. Los animales grandes estamos igual de jodidos. -Dijo la elefanta- Los charcos donde refrescarse son cada día más pequeños, y las zonas de sombra, cada vez más separadas entre sí. ¿Y los jóvenes? Cada vez menos preocupados en memorizar las rutas de supervivencia… a este paso no me jubilo nunca.

-Pues vaya futuro nos espera. -Dijo la hormiga- Y tú tortuga, ¿cómo lo llevas?

-Jodida también, pues de un tiempo a esta parte cada vez somos menos las que quedamos vivas. En un mundo que se mueve tan rápido, los animales lentos estamos condenados. Así que, desde hace un año, estamos oficialmente en peligro de extinción.

-Ostias que putada. -Dijo la hormiga mientras la elefanta asentía comprensivamente.

-No te creas- Gracias a ello, la sopa de tortuga salió del menú del día en la sabana, así que no puedo quejarme.

-Puta vida -Dijeron las tres a la vez, viendo el sol caer sobre algún lugar de África.

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