Equilibrio corrompido. Malabares en desventaja. Red de seguridad busca loco sin miedos ni vergüenza para amor y lo que surja. 

Spoiler: puede contener amnistía. Absténganse alérgicos.

Cajas torácicas sin ecos ni acústica. Guerras impunes, tarareos frecuentes que resuenan, esos sí, contra el futuro y sus desavenencias. Tráeme más música incorpórea, vacía de contenido, que necesito un abrigo incómodo que rellenar, a ver si este por fin sí es de mi talla.

Cayeron las espadas, los cascos y armaduras. Ya no hay fin ni trama que sobreescribir. Ya no hay ínfulas, no hay cábalas, no hay guión. Nunca lo hubo, pero acaba de llegarme un teaser. No se rodará, pero acaba de llegar el decorado. No se estrenará pero tenemos sala y público.
Y, por supuesto, no triunfará pero tenemos discurso lacrimógeno para recoger el galardón.

Entonces, desprovisto ya de todo sino, y tramando un plan que no se llevará a cabo, ponemos en marcha la máquina mortal de acortar odios, tedios y miedos. Si subes se ve el mar, no se está mal.

Prudencia lacia, creencias y alabanzas. Chanzas sin fuerza, creedme cuando llevo solo todo el peso de la peonza hiperactiva. No reacciona cuando la volteo o la molesto, pero se activa si la soplo o la golpeo. Y quién soy yo para desentramar sus giros, si en cueros baila con desesperanza tácita, táctica e hipnótica. Hace palpitar mi carótida como una estalactita poco afianzada. Clarividencia. Así es la esencia. 

Odios, tedios y miedos. 

…

Permítanme un verso más.

Quizá otro.

Quizá…

Quizá estoy abusando de su atención.