Los científicos dictaminan los hechos:

• La velocidad a la que pensamos es superior a la velocidad a la que hablamos.
• No utilizamos todo el potencial de nuestro cerebro.
• Cuando expresas una opinión, tu cerebro ya ha decidido por ti.

¡Una mierda para los científicos!

Por azares del destino, hace unos días fui capaz, mediante técnicas estrictamente naturales, de acompasar el flujo de mis pensamientos con el de mis palabras. Los hice perfectamente sincrónicos. El uno discurría perfectamente al lado del otro, como el músico que en su práctica sigue perfectamente al metrónomo.

Es un estado de absoluto flujo. No hay cortapisas entre tu discurrir y lo que dices. Es mágico: salen frases sin sentido alguno; otras muy elaboradas y con una brillante estructura; eres capaz de resolver problemas intrincados con mucho menos esfuerzo del habitual y lo más importante: cobras una verdadera conciencia de la dimensión de tu pensamiento y: ¿saben qué? Todos esos mitos sobre lo intrincado de nuestro cerebro, la velocidad a la que pensamos, la infrautilización de nuestros recursos…. Son una auténtica patraña.

Lo que piensas es lo que eres, no hay más. No hay por ahí un 80% de capacidad cerebral oculta, no somos todos genios en potencia. Ese mito o esa sensación que todos tenemos de que el pensamiento va más rápido que nuestras palabras es una maquiavélica construcción del ego para hacernos creer a nosotros mismos que somos especiales, que somos un prodigio de la creación.

El ego es el obstáculo a vencer, pero tiene múltiples capas. Está por doquier, cuando crees que lo has destruido, que te has desprovisto de él, ya ha tomado otra apariencia y aparece en otro nuevo pliegue. ¿Quién iba a pensar que estaba en un nivel tan profundo? El ego engañando constantemente a nuestro cerebro incluso para que este perciba que es más activo de lo que en realidad es: ¿no me jodan que no es maquiavélico?

Lo peor del ego es que tiene tantísimas capas que nunca terminaremos de extirparlo, me temo.

Ego no es sólo el acto de sobrevalorarte, es mucho más:

Ego es ponerse a escribir y por el hecho de hacerlo, creerte diferente, creerte especial. Ego tienen, y muy inflado, los músicos. Esa cara que me ponen algunos guitarristas después de ejecutar una escala complicada a una alta velocidad, es su ego que los ha poseído por completo. Estos egos son muy obvios, en general cualquier creador o personajillo de la farándula es pasto de su ego, pero el ego peligroso es el que no es tan obvio, porque ego también es cualquier constructo social prescindible, pero no se equivoquen, hay la misma cantidad de ego en ese tío megalómano que sólo habla de él mismo y que se quiere hasta el punto de chupársela si llegase, que en la persona depresiva que se siente diferente a los demás por ser más sensible y que se detesta a sí misma, por hablar de dos arquetipos extremos. Son los dos víctimas del ego, es más que evidente.

Resulta que la tristeza fue eliminada como pecado capital por Santo Tomás de Aquino en su Summa Theologiae. Grandísimo error, creo que es el peor de los pecados capitales. No existe motivo alguno por el que sentirnos tristes, ninguno. Y menos en esta parte del mundo, donde asistimos impávidos a la destrucción de la parte pobre. Ahí vamos a necesitar mucho ego para seguir mirando para otro lado, al final nos va a servir de algo el ego a los putos blancos de panzas llenas de occidente. Eso sí que es un  pecado capital, creerse el ombligo del mundo cuando somos su cáncer.

Es más cómodo seguir pensando sólo con el 20% del cerebro para explicarse algunas cosas y no explicarse otras muchas.

Volveré a desacompasarme.