Es difícil sentarse ante un folio en blanco cuando piensas que ya todo está escrito. Todos los géneros literarios están más que trillados y desgranados de mil modos diferentes. Las metáforas, cansadas de ser recicladas, se esconden en el siguiente folio para que no las atrapes. Los conjuntos de palabras ya han sido ordenadas en todas sus combinaciones posibles, en su búsqueda de crear emoción o llamar la atención del lector. Incluso los lectores han venido a menos, quizá fruto de esta decadencia del lenguaje auspiciada por escritores de mala muerte como yo. El mundo se muere, pero las palabras son infinitas, y, aun así, la mayoría de las veces las pasamos por alto.
¿Dónde te deja eso a ti? Tú, que lees estas líneas con tus ojos, eres a la vez pasajero de esta aventura y prisionero en esta guerra donde la narrativa de un boli azul mancha con heridas de tinta un papel en blanco. En cualquier caso, ya no hay vuelta atrás, tus ojos han cogido carrerilla y quieren ganar cuando lleguen al punto final. Tu mente ha abierto las puertas al libre albedrío para que dibuje imágenes en tu subconsciente mientras lees, y yo, dueño de las llaves de las puertas de la percepción, puedo tomar el control de tu mente durante unos momentos, para intentar crear una imagen en ella.
Probemos, quizá, el gato negro de Poe, con una mancha blanca en su cuello en forma de soga, en una habitación roja, con una mesa blanca que sostiene un pájaro en una jaula, atrapado entre pequeños barrotes negros. El gato sube a la mesa y tumba la jaula… Todo se vuelve borroso, excepto esos barrotes, ahora en posición horizontal, que se convierten en renglones, filas de un cuaderno imaginario donde reside esta historia y donde todavía te sigo teniendo atrapado. Porque sin tus ojos siguiendo estas palabras, quizá deseando ya que acabe esta breve reseña absurda sobre la existencia, nada de esto sería real, tan solo otra entrada en una página web, un conjunto de unos y ceros almacenados en un mundo digital, esperando que alguien como tú le de sentido al hecho de haber sido escrito.
Entonces, quizá no todo está perdido, ni tampoco escrito. Una rueda infinita donde todo está escrito a partir de la nada, pero nada está escrito del todo.
Buen eslogan para una taza de Mr. Wonderful.
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