Cuánto tiempo más
vas a mirarme desde lejos,
vas a sacar brillo a esta vitrina
que no nos deja olernos.
Cuántas realidades perfectas
vas a inventar para nosotros.
Sin tacto, sin sudor,
sin llanto y sin heridas.
Ni las de tus uñas en mi espalda.
Déjame bajar,
déjate subir,
vamos a arrastrarnos por el barro.
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