-Ops… ¿Qué ha pasado? ¿Cómo…? ¿Hola…? -Mórtimer se sentía raro-
-Hombre, un recién llegado. Acaba usted de morir. Bienvenido a la eternidad. ¿Qué tal el viaje? -Le dijo un ser celestial, más bien bajito, con bigote, gorra, y una chapita de ‘Seguridad’ a la altura del pecho-
-Pues con el susto me vengo cagando la verdad. -contestó Mórtimer- Hace literalmente diez segundos estaba resbalando por la escalera del metro.
-Bueno, lo que tiene que hacer es imaginar que se alivia de vientre y ya está -le explicó aquél ser etéreo- es un residuo fantasma, porque ahora, es usted incorpóreo, como podrá apreciar por su lividez.
-“Aliviarse de vientre”, ¿que eras, la A de la Real Academia o qué? -dijo Mortimer con cierto aire socarrón-
-Mire señor, aquí en el cielo somos bastante educados, y no nos gusta usar ese lenguaje tan soez que traen de allí abajo. -el ser celestial parecía molesto-
-Guau. Eso es bastante racista, ¿no cree? -dijo Mortimer totalmente incrédulo-
-Vaya, otro inadaptado. Mire señor… -dijo el ángel sacando una carpeta de la nada-
-McFlanagan. Más concretamente, señor McFlanagan Richards, Mórtimer.
-Veamos, aquí hay dos McFlanagan Richards, Mórtimer. A ver, es usted el de «dormía plácidamente cuando le sobrevino la muerte» -dijo el ángel, que ahora tenía una carpeta blanca y otra roja en sus manos-
-No, yo soy el de «llegaba tarde al trabajo y tropecé escaleras abajo».
-Ahamm, ya veo. -dijo el ángel abriendo la carpeta roja- Leo aquí que solo en el último mes, se había colado en el metro nada menos que siete veces. ¿Cómo se siente al respecto?
-Aliviado. Después de cagar, bueno, hacer de vientre imaginariamente. -dijo Mortimer siguiendo con su peculiar humor-
-Ese lenguaje, McFlanagan. Vamos, que no se arrepiente. Bien, bien. Sigamos. Un retraso en el pago de la hipoteca…
-Pero un momento compadre. ¿Me está juzgando el alma en base a mi valor económico? -dijo Mortimer con mirada incrédula-
-A ver si se actualizan los dogmas allí debajo de una vez, porque me toca contar esto cada vez que sube alguien nuevo. -dijo el ser celestial atusando su celestial bigote-
-¿Entonces? -dijo Mórtimer, que ya empezaba a perder la fe-
-Mire usted, las cosas ya no son así desde la época de los egipcios, que ponían tu corazón en una báscula junto a una pluma y…
-O sea -le cortó Mórtimer- que me estás diciendo, básicamente, ¿que el cielo es para ricos y el infierno para pobres?
-Claro, es el mercado, ¡amigo! -dijo aquel ángel citando al diablo-
-Joder con la puta eternidad.
-¡McFlanagan! Ese lenguaje. Bien, sigamos. -el ángel volteo el folio que tenía en la mano-
-Que no, ¡que le estaba tomando el pelo! Que soy el otro, el que murió en su cama con un colchón hecho de fajos de billetes. Lo recuerdo todo ahora, en una mansión con piruetas de oro y lámparas de caramelo…
-Mortimer, déjelo, su sitio no es éste. -claudicó el segurata celestial-
-Está bien, y… ¿No necesitan camareros aquí arriba? Preparo unos cubatas imaginarios que ni Tom Cruise en Cocktail.
-Hummmm….
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