Si ayer hubiese vendido
aquel vestido, un cinturón,
o esa camisa, quizás
habría encontrado el sentido
a abrir un día más
y el cartel de «LIQUIDACIÓN»
no hubiera tenido que acabar
por matarse a sí mismo.
También habría ayudado —creemos—
que, mientras tanto,
en la nave sideral del polígono nosequé
una caja de Amazon no estuviese
perfilando su sonrisa con esmero
antes de salir.
Deja una respuesta