Perseguida (parte I)

Objetivo dos-dos-uno-tres. Su informe había estado en el lugar de siempre, a la hora prevista.

Me sorprendió la nota encontrada al final del archivo, «vuelve a casa». Sin aviso previo, sin agradecimientos ni fiesta de despedida. Significaba que la vida que había llevado hasta ahora tocaba a su fin, esa vida impuesta, que yo no hbaía pedido y a la que nunca pude renunciar.

Miré de nuevo la nota, «vuelve a casa». ¡JA!

¿A casa? ¿Acaso tengo yo algo que pueda llamar casa? ¿un hogar?. ¿Me disteis si quiera la opción de tenerlo?. Malditos cabrones. Meteos el chiste por donde os quepa.

Hubo un tiempo, al principio, en el que deseaba que esa nota llegase. A cada nuevo informe, lo primero que hacía era correr a la parte final en busca de la maldita nota. Tras un tiempo desistí y asumí, que como siempre, ellos tendrían el control y poco podría hacer yo mas que esperar.

Vibró mi reloj, las 18:17, hora de moverse. Subí al coche y fui a su encuentro.

Llegué al lugar, miré mi reloj, las 18:30, faltaba un minuto. Preparé el silenciador, me coloqué en posición, cerré los ojos y respiré profundo. Era mi ritual, la respiración previa me hacía quedarme limpia, tranquila, centrarme en mi próximo movimiento.

Vibró el reloj, 18:31, abrí los ojos, levanté la mano, y disparé. El objetivo se desplomó al suelo en el acto. Dejé caer el arma, me giré y me fui.

Lo había vuelto a hacer, acababa de matar a una persona a sangre fría, pero lo había hecho por última vez.

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