Cuando veo tu cuerpo
algo dentro de mí respira
al pulso de tu aliento.
Pues tu pecho es
fuego para mi calma,
y tus manos… una paloma
blanca que se hunde
en mis profundos labios.
Levanta la cabeza y
mira este cuerpo
que yo te entrego.
Tú y yo, y el ahora,
en este cuerpo desnudo.
“Tuyyo”, sin límites
y sin barreras.
Para tu boca.
Para mi locura.
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