A cambio de no sentir que te aprovechas, te lo daré todo.
No vengo a limpiarte la sangre;
puedo ayudarte a deshacerte del cadáver.
Puedo ayudarte si quieres empezar a fumar,
pero déjame dormir.
Dime quién te está tocando los cojones
que se los corto.
Enseñaré los dientes a quien te ladre.
Te reanimaré cuando te partan el corazón.
Lo que pueda. No lo que quieras.
Hay almas satisfechas hasta que empiezan a complacer.
Tú tampoco me prometas la luna
porque sabré que no estarás a la altura.
No me hagas daño si alguna vez esperas mi ayuda,
porque quizás te la dé porque me das pena
o te la dé y me sienta mal, o bien, o al revés,
o a saber qué más.
Mis sentimientos no entienden a razones,
pero he descubierto tu secreto y seguirá siéndolo.
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