Narciso revisa decenas de perfiles en sus cuentas de Tinder, WhatsApp, Facebook e Instagram, sin encontrar nada que le atraiga. Sigue sin hallar esa persona que lo complemente y le haga feliz. Sabe que en algún sitio hay una mujer que perdería la cabeza por él, pero que hasta ahora le esquiva y se hace de rogar sin darse cuenta de que es su media naranja.
Mientras acaba el zumo vuelve a revisar las novedades del móvil; se mira de medio lado en la aplicación del espejo, pero no acaba de llenarlo lo que ve. Frente a él, atendiendo a unos clientes y saludando a otros, siempre con la sonrisa puesta, Inés lo observa de soslayo. Su trabajo diario de ocho a ocho apenas le deja tiempo para descubrir qué pueden ofrecerle esas redes sociales de las que tanto hablan sus amigas, pero lo abandonaría todo por una mirada de ese chico que cada mañana desayuna frente a ella embobado ante la pantalla del teléfono.
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