Callo de fractura

Al final ella vino, a mi pesar.

Agarré la botella y más vino, a mi pesar.

La primera noche: ritmo sin cesar.
Y yo ahí el César, sin pensar, sin pesar…

También sin sopesar.
A mi pesar.

Éramos felinos majestad en la sabana de mis sábanas, afines a confines pero de falsa libertad.

Después el mismo destino nos vino a molestar.

Sorpresa.

Sentimos las molestias. Quisimos realidad.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: