Un dia cualquiera de 2002.
(Lucha interna)
A través de aquella gran ventana, la cual no se podía abrir, observaba las nubes que de tanto en tanto tapaban al portentoso sol; mientras pensaba, si ese sería mi final, si me habia llegado la hora. Me preguntaba porqué, las lagrimas resbalaban por mis mejillas.
En ese preciso momento percibí una suave brisa, pero su olor me perturbó; era extraño, indefinible…
No recuerdo haber olido nunca antes algo similar. Aun así pensé en la enfermera.
—Hola, buen día! Ya es hora de tomar la tensión y temperatura?
Al no recibir contestación me extrañé, pues tenía un cordial trato con todos ellos y sabía no era día de visita con mi doctor.
Decidí girarme; mis facciones se desencajaron. Allí estaba ella, con esa sonrisa a modo de mueca.
Acercándose a mi, me susurró algo, me quedé paralizada. Mirando hacia un punto imaginario mis pensamientos comenzaron a agolparse con la misma fuerza de una tormenta en alta Mar.
Esos pensamientos se centraron en mi hijo, el cual tenia un añito y medio, entonces con todo el valor que aquello me procesó le contesté ; juguemos!
Con sus ojos carente de vida, pronunció más su mueca a modo de sonrisa.
—Dices que mi miedo y poco valor hacia lo que me está sucediendo te brindará otra alma más.
Si, tengo miedo, mucho miedo, pero el amor por mi pequeño me ha dado la suficiente fuerza para querer enfrentarme a ti; no te lo pondré facil. En ese instante escuche un breve sonido gutural, el cual me produjo escalofríos.
Sin saber como, ante mis ojos apareció una tabla de ajedrez con las piezas perfectamente colocadas. Aunque con muy vagas nociones respecto a ello, siempre había pensado que era un juego fascinante, pero no me molesté en aprenderlo.
Porqué no lo hice? Con la de veces que llegué a ver en compañía de mi padre los famosos torneos de Karpov y Kasparov.
Pense… Ella indiscutible Reina en el juego de la vida y yo simple peón ; lo tengo muy dificil, pero no hay nada perdido….
Con su largo y deforme dedo me indico que comenzase. No recuerdo con claridad cuanto duro aquella angustiosa partida; solo se que la visión de mi pequeño parecía estar ayudándome en los movimientos.
Algo inesperado pasó, pues sentí su gélida mano en mi rostro; caí en la cuenta de que la partida quedó en tablas.
De nuevo señalándome con su dedo deforme me susurró….
—Lo sé. Se que vendras a buscarme de nuevo, que llegará el día que parta contigo ; pero aún no, todavía no.
Aun me queda mucho por hacer, debo cuidar de mi hijo, verle crecer.
Mi amor incondicional hacia esa preciosa y deseada criatura te hará esperar. No se que instante, lugar ni situacion, lo que si tengo claro es que mientras siga aquí entregaré todo el amor posible para en el momento de mi partida, irme con la satisfacción de haber entregado lo mas preciado que tengo.
Sin poder apartar la mirada de sus inexpresivos ojos, senti como si algo dentro de mi estuviese canviando. Percibía gran alivio dentro de mi organismo, menos tension muscular, respiraba mucho mas relajada y profusa ; me sentía ligera, feliz…
Mi fugaz mirada hacia el radiante Sol que se mostraba en esos momentos, trajo a mi mente aquel último empujón tras la contracción. La imagen de mi bebé sobre mi pecho, hizo que brotasen de nuevo las lágrimas de aquella felicidad tan embriagadora.
Tras un leve sonido extraño y percibiendo de nuevo aquella brisa desconcertante, la presencia, la muerte, llamenla como ustedes quieran; ella desapareció.
P. D.: Indiscutiblemente sé que volverá, todos tenemos el día; entonces, aprovechémoslo en algo bueno y productivo para nuestro enriquecimiento personal.
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