Mucha. Poca. Todo. Nada.
Es curiosa la vergüenza, ¿verdad?
Ser una persona «sinvergüenza» puede ser negativo, ya que poco te importa todo y al mismo tiempo maravilloso, pues te permite hacer lo que, en el caso de tener vergüenza, ni te plantearías.
Cuando eres pequeño, no tener vergüenza a la gente le parece muy gracioso («¡no tiene vergüenza ni para pegar un sello!»), sin embargo, cuando vas creciendo, si la vergüenza crece contigo, te llevas alguna regañina («¿Vergüenza eso? ¡Anda ya!»).
En mi caso particular, he dispuesto de vergüenza para lo mismo en grado inverso. Poco me importa lo que piense la gente, puesto que no tengo vergüenza, y, sin embargo, nunca antes me había atrevido a escribir nada en público por vergüenza al que dirán.
¿No os parece curiosa la vergüenza?
Deja una respuesta