Pequé.
Curré mi carrete, cargué mi maleta, y mis fantasmas bailaron claqué.
Crochet al subcráneo. «Crack». El hueso ileso ¿Eh? Y eso que el seso es denso, para eso lo truqué.
Después busqué porqués.
Fue hace tela, me acuerdo.
La tala de tales ideas fue como romper estolas, cargar pistolas y descubrir pasteles.
El telón no estiló el tiro, solo cayó.
Cuando subió se supo, antes no.
Trampas eran lámparas, ahora. Campos eran cántaros, sordos eran tímpanos, ahora. Témpanos, víboras, zánganos se fueron…
¿Ahora?
Ahora entro en trance.
Vasos, voces y un haz de luz danzante. Desconozco el monstruo que muestra el recipiente pesimista.
Puestos a ceder control, caos sin cuartel.
Sonrisas prestadas, miradas erradas, heridas veladas. Ni viendo doble lo ves loable. Créeme, sé de lo que hablo.
Hoy quiero volver al tercero, pero no sé hacerlo.
Quizá tropecé y esguincé mi fe. Quizá participé activo en pertenecer a la rave en la que vivo. Pero ya no, espero.
El tercero era mi sitio. Pero sé que volver no es positivo, mi destino es progresar.
Buen diagnóstico, me felicito.
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