Sobre la piel de tu diario
has tatuado la herida
que te hace la vida
al vivirla sin más.
Y le hablas al vacío
que sientes en tu alma.
La pluma, como puñal,
hiere tu corazón.
Cada trazo una estocada
cada palabra,
un nuevo dolor.
Herida sobre herida,
dolor sobre dolor
Y un mundo tras esa puerta.
Dentro yacen las horas muertas
que como olas van y vienen,
contra la roca rompen y mueren.
Que es tu pena esa roca
que ahogas en tu propia boca
dando la razón al tiempo
cuando pasa a tu lado.
No lo esperes en lamentos,
no volverá, ya se ha marchado.
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