No eres tan interesante. Repite conmigo: no soy tan interesante.
Espejito, espejito. Dime quién necesita que le acaricien la espalda fuerte.
A tí.
Repite conmigo: no soy tan interesante.
Una idea rectangular, mundana y mediocre hasta arriba de purpurina. Palabras grandes, tan grandes que se derraman por todos sus sentidos. Sin piedad matas el sentido.
Y no te da vergüenza.
No te da vergüenza porque crees que se te debe el mundo, que tu potencial brilla tanto a futuro que llegan los reflejos necesarios en el presente para que hoy, ahora, ahora mismo se te adore.
Repite conmigo: no soy tan interesante.
Cretina, cretino, abres tu cabeza y con lo poco que hay creas un castillo. Si me hubieras enseñado tu choza, mañana te hacía un monumento de barro. Uno chiquito, uno bonito.
Al fin y al cabo, ¿Quién y cómo quieres que te vea? Piensa en quién querría tragarse lo de tu castillo.
Repite conmigo…
Deja una respuesta